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Sergio Morate tiene un perfil claramente psicópata y muy narcisista, sumado a unas creencias reforzadamente machistas, que lo indujeron a cometer los crímenes.
Como hemos comentado en anteriores ediciones, el psicópata es aquel que no es capaz de sentir lo que los demás sienten, es decir, no puede ponerse en la piel de los otros, por lo que el sufrimiento ajeno no les afecta. Esto es una poderosa arma para ellos, ya que gracias a este escudo afectivo, pueden alcanzar sus metas más depravadas sin ningún freno, sin contenciones ni luchas internas, ya que no son capaces de sentir la culpa o el remordimiento, por sus malos actos.
Eso si, son perfectamente conscientes de que son actos que lastiman a los demás y que son judicialmente castigados con la ley. Aquí hacemos referencia a la segunda característica que nombrábamos al principio, que es el narcisismo que caracteriza a estos personajes.
Narciso era un semidiós griego, tan tan tan hermoso, que todos los hombres y mujeres de cualquier edad, que presenciaban su rostro una sola vez, quedaban profundamente prendidos y esclavos de él. Su máxima diversión era rechazarlos, uno a uno, de las maneras más crueles posibles. Una vez incluso le dijo a uno de sus enamorados, que si lo amaba realmente, se clavara un puñal. Narciso rió acaloradamente mientras ese pobre muchacho se desangraba a su lado.
Si pensamos en Sergio, y en su sensación de superioridad ante los demás mortales, y después a esto le añadimos el hecho de que era un misógino empedernido con fuertes creencias sobre la dominación hacia las mujeres y a su posición “natural” referente a los hombres, o concretamente, hacia él, podemos imaginar cómo se debió tomar el hecho de que su novia lo abandonara dejándole el rótulo de maltratador en la frente, y posteriormente se casara con otro.
Esto le enfureció tanto, que sin ninguna prisa y como el refrán dice, planificó una venganza muy fría. El único error de cálculo fue no considerar a la amiga en la ecuación, que finalmente fue un daño colateral, ya que Sergio no quiso posponer más su plan asesino.
Había cavado una sola fosa, había comprado cal para un solo cuerpo, y la faena se le complicó un poco… Él mismo dijo en el juzgado que si hubiera tenido un poco más de tiempo no lo habrían pillado “ni de coña”, un comentario que muestra la insensibilidad, la frialdad y la falta de empatía, solo preocupación o mejor disgusto, por que su plan no ha sido perfecto y porque la ejecución del mismo, a pesar de la planificación exhaustiva, no había dado los frutos esperados.
En su discurso manipulador vemos que solo quiere declarar ante el juez si eso le conlleva reducción de la sentencia. También había estudiado anteriormente el caso de Breton, y exigía que se catalogara como doble homicidio en lugar de doble asesinato. La noche antes de los asesinatos, testigos comentaron haberle escuchado fanfarronear de cómo realizar crímenes perfectos y eludir a la justicia… todos estos comentarios denotan conciencia y responsabilidad así como intento de manipulación para obtener su propio beneficio, eso si, sin sentir el más mínimo remordimiento ni arrepentimiento por asesinar a su ex novia. Un ser tremendamente egoísta y ególatra. Pecado capital de soberbia.