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Nos encanta contar los días que nos quedan para las tan ansiadas vacaciones, y no es para menos cuando llevamos todo el año esperándolas. Hasta aquí todo perfecto, según los planes. Y es que cuando se aproximan las vacaciones, el problema oculto surge en la cantidad de cosas que nos planificamos para hacer.
Tenemos la necesidad de exprimir al máximo nuestro tiempo libre, ya que no habrá otra oportunidad hasta el año que viene, por lo que organizamos exhaustivos viajes, largas caminatas, excursiones imposibles y demás actividades de ocio que nos hacen disfrutar en la misma proporción que agotan nuestras energías.
Después acaban las vacaciones y necesitamos otras vacaciones (como mínimo igual de largas) para descansar de nuestras «primeras» vacaciones, el problema es que no hay más tiempo, y volvemos al trabajo arrastrando los pies, no solo por la carga moral de volver a las rutinas y al rígido horario laboral sino por la terrible idea de que acaban de finalizar y hasta el año siguiente, nuestras tan adoradas vacaciones.
En la sociedad actual, en la que vivimos tan rápido y trabajamos aún más, en la q el estrés y la necesidad de productividad nos asfixian hasta el infinito, un merecido descanso de forma cíclica es más que vital. Es por ello, por lo que tenemos que considerar ciertos elementos para no volver más agotados de lo que nos fuimos, por lo que ahí van unas sencillas recomendaciones generales;
Las recomendaciones que podemos daros para que esto no suceda o al menos para que el impacto de la finalización de las vacaciones no sea tan devastador, es:
1.Dosificarse las vacaciones, repartiéndolas entre el ocio más desenfrenado y salvaje, y el descanso que necesitamos.
2. Dormir, dormir y dormir. Ya que estamos hablando de unas semanas sin horarios ni metas, levantarse más tarde, hacer siesta y en definitiva, descansar será un gran reto a combinar con el ocio diurno y nocturno.
3. Planificarse de forma realista la lista de actividades que queremos llevar a cabo en las vacaciones. Después de todo, solo tenemos unos días, no se puede hacer todo, así que intentarlo (con seguridad sin éxito) solo puede llevarnos a la frustración y al agotamiento.
4. Desconectar de la rutina que nos embarga durante el resto del año. Es una forma segura de disfrutar de las vacaciones, ya sea tomando decisión de actividad vigorosa o del descanso más laxo.
Ángela Gual.