Como su nombre indica, la filiofobia es el miedo irracional o exagerado a enamorarse, a amar, a ligarse a otra persona y entregarse tanto al placer como a la fragilidad y el dolor que pueden conllevar en su desenlace.
Las personas que sufren de este trastorno tratan de mantener relaciones superficiales basadas en el placer, sin compromisos ni ataduras, que cuando empiezan a profundizar de forma natural son desechadas de forma fulminante y diligente.
Ellos no eligen hacer las cosas así. Es su miedo el que ya ha elegido primero por ellos. La ansiedad ante el temor de ser dañado por el ser amado es tal que los cuadros de ansiedad pueden transformarse en un verdadero problema personal, que limita a la persona a la hora de relacionarse interpersonalmente.
Nuestros personajes, en custodia de su defensa, eligen de forma consciente o inconsciente parejas imposibles, en las cuales existe casi la certeza de que el otro no se enamorará nunca de ellos y si esto ocurriera de forma imprevista, estarían preparadísimos para encontrar una sarta de defectos inexistentes que justificasen la decisión de acabar con tal intento de relación.
Detrás de estos comportamientos de protección existen creencias como: ”Si no te amo seguro que no voy a sufrir”. Y es posible que así sea, al menos durante un tiempo, aunque también es posible que nos adentremos en un desierto estéril, vacío y árido en el cual no enfermemos de amor o de dolor, pero quizás no tengamos tanta suerte con el aburrimiento, el aislamiento emocional o la soledad. El deseo de compartir es una sensación innata en el ser humano y podemos sobrevivir sin ello. Vivir es otra historia.
Curiosamente y como el refrán advierte, “el que no arriesga no gana” (ni pierde, ok). Pero vivir tiene un precio y elegir arriesgarse o elegir encerrarse es al final elegir.
Obviamente estos miedos no aparecen de la nada sino que suelen existir unos antecedentes que empujan a la persona a protegerse del dolor al rechazo:
-El final de un episodio amoroso sin consenso previo no superado o superado tras un esfuerzo titánico
-Unos padres que han hecho de menos y han criticado al hijo hasta el punto de que éste ha sentido que jamás sería suficiente para ellos
-Traiciones o abandonos en el pasado que nos han hecho replantear nuestra valía personal
…
Estas y otras situaciones pueden desarrollar en la persona acciones de defensa y seguridad que a la vez acaban construyendo auténticas cárceles emocionales, en donde nadie entra ni sale, para bien y para mal.
Las personas que padecen este trastorno también buscan la compensación como amparo, se nutren de acciones gratificantes para así evitar echar de menos el calor emocional de una pareja sentimental. El campo laboral también es un escondite perfecto para ellos ya que les da sensación y status de éxito profesional y valía personal. Además, si tienen relaciones que empiezan a “complicarse” siempre pueden escudarse en la necesidad de trabajar más y en la “falta de libertad” que esa relación les está robando, como excusa perfecta para abandonar a la pareja antes de sentir demasiado.
Algunos consejos para tratar de hacer frente al miedo a amar y lograr establecer una relación duradera y estable son:
–No anticipar eventos catastróficos que puedan suceder con la nueva pareja solo por el hecho de haber tenido una mala experiencia previa.
-Permitir el espacio adecuado, es decir, no ahogar a la pareja ni hacer ver que nos olvidamos de ella, sino permitirle la distancia justa para estar ambos cómodos, “libres en pareja”.
-Concederse tiempo para madurar la idea de que algo dentro de nosotros está cambiando y que podemos fiarnos de la otra persona, permitirnos los agobios y darles margen para drenarse. La paciencia es la virtud de los fuertes.
-Evitar crearnos expectativas (buenas o malas) y dejarnos llevar poco a poco.
-Lo más importante es establecer una relación de confianza y libertad con la pareja en la cual podamos hablar de la ansiedad que sentimos y de nuestros miedos a ser lastimados sin vergüenza o críticas.
El amor es uno de los sentimientos más bellos que el ser humano pueda experimentar, siempre que se lo permita, claro. Trabajar para liberarse de las cadenas del miedo es fundamental ya que si elegimos no amar, es legítimo, pero si nuestro miedo elige por nosotros, entonces somos unos esclavos y estamos condenados al dominio de nuestros demonios.
Ángela Gual.