En los últimos meses, nos encontramos cada vez con más frecuencia episodios de agresiones protagonizadas por menores. La oleada de violencia entre jóvenes se localiza especialmente en Gran Bretaña, aunque no es el único lugar en el que tiene lugar ni el único país con problemas de estas características.
Ante esta situación, son varias las preguntas que nos vienen a la mente: ¿Qué puede ocasionar esta violencia entre los jóvenes? ¿Qué podría empujar a estos jóvenes a ejercer la violencia de esta manera más gratuita? Son varias las razones que pueden ayudar a explicar este aumento de agresiones y episodios violentos.
El perfil de los protagonistas de la oleada de violencia entre jóvenes
Como suele ocurrir en este tipo de casos, no existe un único patrón de conducta o un único perfil que defina a todos los jóvenes que participan los actos violentos de los últimos meses. Pero sí que es cierto que puede hablarse de hasta dos modelos bien diferenciados.
Por un lado, nos encontramos con el perfil típico del joven que utiliza la violencia para lograr lo que quiere. Responde a un joven criado en una familia desestructurada, con una educación afectiva ambigua y/o con abandonos por parte de las figuras de referencia. Así se construyen elementos de la empatía y la compasión mal configurados, que después favorecen el uso de la violencia sin sentimientos de culpa o con la creencia de ser merecedor de estas exigencias.
En segundo lugar, también podemos destacar un perfil en auge. Se trata de jóvenes, que han sido niños muy consentidos, a los cuales sus familias no les han enseñado a frustrarse y que se lo han concedido todo. Estos niños no aprenden el concepto de una negativa y, por lo tanto, cuando se van haciendo mayores, adquieren fuerza física y no aceptan el NO o el rechazo. De esta manera, expresan la violencia para conseguir sus objetivos a pesar de dañar a los demás.
Si algo hay de excepcional en esta oleada de violencia entre jóvenes es el hecho de portar y utilizar armas blancas con frecuencia y facilidad. Estadísticamente parecen ser, sobre todo, varones de menos de 25 años y, en muchos casos, malos estudiantes. Las estadísticas muestran que muchos de los chicos implicados en estos actos han sido expulsados permanentemente de sus colegios y centros de educación.
Tenemos que tener presente que los jóvenes no hacen cosas que no ven primero. Somos animales de costumbres, por así decirlo. Todas esas acciones son aprendidas primero. Si se perciben y se es testigo de actitudes de violencia en el día a día, en los videojuegos, en la televisión, después se está mucho más preparados para reproducirlas. De esta manera, al ser testigos durante nuestras vidas, es posible salir de una manera mucho más espontánea.