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Participación de la psicóloga Ángela Gual en el análisis del perfil psicológico de los mayores criminales de la historia, en el Programa “La Noche” de la COPE, de la mano de Adolfo Arjona, en el cual narran, a través de diferentes especialistas, interesantísimos casos de criminales, que sacudieron al mundo.
Bueno, una historia escalofriante sin lugar a dudas. Así de primeras, nada más escuchar su historia, podemos afirmar que Gein era un psicópata. Yo añadiría, un psicópata groseramente sádico y desde luego muy perturbado mentalmente por la figura y el recuerdo de su madre, que sin duda marcó su vida, incluso después de muerta.
Como siempre puntualizamos, el psicópata se nace y también se hace. Edward nació y vivió en un ambiente caracterizado por las borracheras y palizas del padre, y por la educación extremistamente religiosa y represiva de la madre. Parece ser que ella se ocupaba de la socialización de sus dos hijos, sin embargo, no les permitía relacionarse con nadie, ya que acusaba a los demás niños de ser pecadores, y a las niñas, de ser futuras prostitutas del diablo. La culpa y el castigo físico eran sus leyes y desde luego no había ni un ápice de afecto o contacto físico, solo una fuertísima represión hacia el sexo femenino, vivido como maligno y perverso y una inhibición de la socialización secundaria que acabaría por hacer de Ed un empedernido lector de comics violentos, a falta de pan. Sus aliados fueron la soledad y la marginalidad, además de un profundo sometimiento patológico a la madre.
Parece que el hermano mayor, Henry, en algún momento comienza a revelarse contra el adoctrinamiento de la madre y a la relación que tiene Edward con ella. Casualmente, muere en un incendio accidental en su propia granja mientras él y su hermano quemaban rastrojos. El cuerpo tenía signos de violencia, aunque no investigaron el caso.
Quizás y no sería de extrañar, este fue el primer asesinato de Edward, cuyo móvil habría sido unirse más a su madre y retirar amenazas o rivales de familiares.
A este fenómeno se le conoce como Complejo de Edipo, un sentimiento incestuoso del niño por la madre, que produce en el varón una marcada hostilidad contra cualquier intento de ser alejado del seno materno.
Poco después la madre tiene un infarto, y doce meses después muere. Es en este momento cuando la vida de Gein se desequilibra por completo. Ahora sin compañera, sin habilidades de comunicación hacia el exterior y sintiendo el vacío de no poder sustituirla por cualquier fulana pecadora, Edward se ve en la necesidad de llenar ese vacío con la idea de mantener a su madre, de alguna manera, en vida.
La momificó y mantuvo todo en su lugar. En ese momento inicia el desdén de muertes y coleccionismo caníbal que mantiene en juego la ilusión de que la madre sigue con él.
Otra de sus motivaciones es la de vivir más de cerca la obsesión por el género femenino que desarrolla durante la represión. Así, macabramente, confecciona bolsos, zapatos de tacón, máscaras pintadas con carmín… para hacer reales sus fantasías más oscuras. No hay más culpa, ni un rastro de empatía o humanidad. Recrea en su casa su propio museo humano para sentirse acompañado y para seguir acompañando a su madre. Este acumular trofeos, es un fetichismo narcisista que lo delata pero que a la vez necesita para cubrir ese vacío intenso que le produce un infinito dolor. Como ocurre de costumbre, el pequeño descuido, la relajación que precede al error, le lleva a ser descubierto. Un alivio para el resto de mortales.
Ángela Gual.