Sus siglas (Eyes Moviment Desensibilitazion Reprocesament) hacen referencia al reprocesamiento y desensibilización de la información mediante el movimiento ocular.
Para comprender mejor esta técnica, vamos a ver que ocurre en nuestro cerebro de forma natural:
Tenemos 2 hemisferios cerebrales, el izquierdo y el derecho. Cada uno de ellos se encarga de funciones distintas. Quizás este dibujo pueda dar una pequeña impresión de cómo funcionan.
El hemisferio izquierdo es el inteligente, el trabajador, el responsable, el que piensa, el dominante. Es el domador de bestias que analiza, calcula y mide antes de proceder.
Mientras que el hemisferio derecho es el animal, puro instinto vital. Siente, teme, ama, disfruta, capta. Una locura de emociones que emanan de su interior, descontroladas, sin tabúes ni contención posible. Fuego.
Así se completan y complementan obteniendo una visión más óptima y adaptada de la realidad.
Cada uno se organiza para captar la información del medio, a su manera o mejor dicho con los recursos de los que dispone, obteniendo una visión parcial de la realidad y finalmente comparten la información recogida.
Por lo tanto, cada uno se encarga de recoger e interpretar ciertas partes de la realidad, siempre desde su punto de vista. Para finalmente, compartir dicha información a través del cuerpo calloso y así integrar una información más completa, ya que cada uno de los hemisferios tiene determinadas herramientas para procesar solo parte de la información, por lo que solo queda parcialmente integrada en la memoria hasta que es compartida por ambos lados, y entonces si, se puede proceder al almacenamiento completo del suceso.
Pero pongámonos ahora un poco más científicos:
Toda la información que procesamos, todos los estímulos que nos llegan del exterior, los captamos inicialmente por los sentidos, para poder trabajarlos después. Ya sea a nivel visual, a través del tacto, oídos, gusto u olfato.
El procesamiento ordinario de la información pasa, inicialmente por su captación a través de los sentidos, después es procesado por ambos hemisferios cerebrales que captan cada uno la información que pueden según las herramientas que tienen, para después poner en común sus hallazgos, y finalmente ponerse de acuerdo en un veredicto al respecto.
Por ejemplo: Una persona nos da un ramo de flores.
Nuestro hemisferio izquierdo capta la información física, tal como lo grande que es el ramo, de que tipo de flores está compuesto, razona cual es el comentario más adecuado a expresar en función de quien es la persona que nos lo ha dado, planea y produce la verbalización del mensaje de agradecimiento de acuerdo a las normas sociales y culturales en las que vive el sujeto, realiza el análisis de cuál es el motivo del regalo…
Mientras que nuestro hemisferio derecho “ve” el ramo, está captando el color de las flores, su aroma, su textura, la connotación que las flores tienen, como amor, agradecimiento, atención o cariño. Se emociona, siente, disfruta con el ramo, imagina e intuye cuales pueden ser las emociones de la persona que se lo entrega…
Después de que cada uno capte la información para la cual está diseñado, a través del cuerpo calloso, comparten dicha información y llegan a un juicio común para tomar las decisiones más adecuadas y las interpretaciones más ajustadas a la realidad.
Pero, ¿que ocurre cuando alguno de los dos hemisferios cerebrales no puede asumir parte de la información que le llega?
Cuando se trata del hemisferio izquierdo, simplemente no llegamos a comprender el significado o funcionamiento de algo. Sin más implicaciones que esa.
Pero ¿que ocurre con el derecho? Aquí se complican un poco las cosas, ya que cuando el hemisferio derecho no puede hacer frente a una emoción, bien porque ésta sea demasiado impactante o dura, bien porque no tengamos desarrolladas totalmente las herramientas adecuadas (niños, inmadurez etc), esa información no se va a procesar, no va a compartirse con el hemisferio izquierdo, que es el que tiene las soluciones racionales a los problemas emocionales del hemisferio derecho, y por lo tanto, se bloqueará y almacenará allí, en la caja de pandora del hemisferio derecho, en forma de trauma o malestar, hasta que alguien decida ir a buscarlo y deshacer el nudo neuronal que se ha creado.
En el hemisferio derecho no existe ni el espacio ni el tiempo, y es precisamente por eso que si algo nos ha dolido en extremo, algo nos ha impactado brutalmente, y nuestro hemisferio no ha podido gestionarlo, vamos a tener el recuerdo merodeando durante tiempo indefinido, con la misma intensidad, y generándonos gran malestar, de forma permanente.
Cuando algo malo nos impacta pero SI logramos gestionarlo, se almacena en la memoria, y aunque al principio lo recordamos crudamente, con el tiempo se va alejando de nosotros, va tomando distancia, puesto que se almacena en la memoria a largo plazo y poco a poco, a medida que el tiempo pasa, se desvanece, como una nube en la que una vez vimos monstruos, pero que poco a poco se deshace con el viento.
Otra complicación del hemisferio derecho es que como bestia incontrolable que es, puede almacenar información que el hemisferio izquierdo desconozca, ya que si la ha bloqueado no la compartirá con nadie. Los seres humanos somos de hemisferio izquierdo dominante, esto significa que pensamos. Pero también significa que todo lo que no pase por este hemisferio puede estar escondido en el otro, es decir, información inconsciente y por lo tanto puede darnos malestar sin que conozcamos conscientemente los motivos. A veces, podemos captar realidades que pueden impactarnos emocionalmente de forma muy seria sin que seamos conscientes de su gravedad, sin que podamos darnos cuenta del gran impacto que ha creado en nosotros, puesto que el hemisferio derecho, para no lastimarnos, lo va a ocultar. En ese momento y para que nos demos cuenta, ya que la mente no quiere descubrir dicha información, el cuerpo va a somatizar de cualquier manera posible para alertarnos de que algo no está bien.
El EMDR es una técnica que a pesar de ser descubierta hace ya algún tiempo, hasta hace poco no se ha podido demostrar empíricamente su procedimiento de actuación. Gracias a los avances tecnológicos, a la alta resolución de las tomografías y resonancias nucleares, ahora si podemos seguir su mecanismo de acción para poder apreciar cómo funciona y a que niveles.
Del mismo modo que podemos comprobar cómo la estimulación del clítoris produce un nivel de activación cortical, especialmente en hemisferio derecho, muy superior a cuando se estimula la vagina, también podemos analizar el impacto de un acontecimiento emocional antes y después de realizar EMDR.
Estas imágenes muestran en primera instancia, cómo sería la irrigación sanguínea del cerebro de una persona al rememorar un suceso traumático. Se acompaña de llanto y angustia en la narración.
A la derecha se mostraría a la misma persona, narrando el mismo acontecimiento después de un tratamiento con EMDR. La irrigación sanguínea se aprecia mucho menor, lo cual refleja que el cerebro está en menor grado estimulado. Ya no existe llanto y el grado de relajación es considerablemente mayor.
El padecimiento se va diluyendo y el sufrimiento psicológico y emocional se desvanece.
Siempre hubo una drástica separación entre la mente y el cerebro, una parte etérea y otra física, una psicológica, formada por ideas y emociones y otra biológica, terrenal, compuesta por neuronas, tejido axonal y meninges.
Ahora se sabe que ambos cerebros son uno, y que de la misma manera que cuando te haces una herida en la piel, el cuerpo se pone en marcha para curarla, cuando una emoción te daña, el cerebro trabaja de forma física para reparar la lesión. Hoy sabemos que la estimulación física de los sentidos pone en marcha los mecanismos de reparación y comunicación intracerebral, que facilitarán el procesamiento de la información bloqueada.
Así fobias (agorafobia, miedo a volar, claustrofobia, amaxofobia…), trastornos de ansiedad, procesos de duelo, estrés postraumático, depresión, adicciones (ludopatía, tabaquismo, alcoholismo, cocaína, cannabis…), obsesiones, rupturas sentimentales, creencias negativas sobre uno mismo… son objeto de trabajo psicológico con EMDR.
En nuestro Gabinete de Psicología LAPSUS trabajamos con las técnicas psicológicas de EMDR, TIC’s, e hipnosis, entre otras, así como las corrientes Cognitivo-Conductual y Terapia Breve Estratégica.
Ángela Gual.