El por qué de las somatizaciones. Averigüémoslo!
Dolor de estómago, cefaleas, ronchas en la piel, llagas en la boca, caída del cabello, diarreas, dolores musculares… Quien más o quien menos ha tenido en alguna ocasión un episodio ansioso- estresante (psicológico- emocional) que ha expresado corporalmente con algún síntoma físico de los que acabo de mencionar.
Pero, ¿por qué nuestro cuerpo enferma expresando lo que le ocurre a la mente?
“Dicen que el cuerpo dice lo que el alma calla”.
El Dr. Henri Laborit, premio Nobel en Química, elaboró diversos experimentos, primero con roedores y después con chimpancés, en los que sometía a los animales a descargas eléctricas, algunas con y otras sin vías de escape. Los sujetos sin vías de escape desarrollaban siempre somatizaciones concretas, a diferencia de los otros que podían drenar su estrés, bien huyendo de la situación lesiva, o bien agrediendo a otros animales de menor tamaño (siguiendo la modalidad fight or flight (huída o lucha), activada por el sistema límbico de supervivencia animal).
Muchas veces, las somatizaciones físicas responden claramente a estados mentales definidos, sin embargo, otras veces, buscamos diagnósticos médicos a trastornos difusos a los que no sabemos encontrar una explicación lógica. Esta situación complica el pronóstico, ya que en nuestra búsqueda de una solución orgánica, nos sumergimos en el abuso de fármacos, enmascarando y agravando el problema, cronificando así la situación indefinida. Las personas necesitamos saber, para sentirnos seguras en relación con la realidad. Por ello preferimos inventar a no saber.
“Entre una explicación falsa y ninguna explicación, siempre es mejor una explicación falsa” Nietzsche.
La somatización, por lo tanto, consiste en cualquier síntoma corporal que surge en respuesta a factores psicológicos o situacionales.
La mayoría de estudios manifiestan una importante correlación entre depresión, ansiedad, estrés, falta de habilidades sociales y las somatizaciones, coincidiendo con que toda represión o falta de drenaje psicológico acaba abocando a una expresión más explícita, en un intento desesperado de nuestro organismo por hacernos conscientes de la importancia de nuestra situación y de la necesidad de solucionarla.
Así, las personas más volubles a la presión social, más contenidas o sensibles a la crítica, somatizarán más. No saber decir NO, la falta de límites, o el priorizar a los demás ante las necesidades propias también mostrarán un perfil claramente más predispuesto a la somatización.
Las somatizaciones más comunes son:
-Gastrointestinales: Flatulencias, dolor abdominal, diarreas, vómitos, intolerancias alimentarias…
-Pseudoneurológicas: Amnesia, pérdida de voz, dificultad miccional, debilidad muscular, sordera, insomnio…
-Síntomas dolorosos: Dolor difuso espalda, extremidades, dolor articular, cefaleas…
-Aparato reproductor: Irregularidad de los ciclos menstruales, dolor en las relaciones sexuales, disfunción eréctil (impotencia, gatillazo), sensaciones quemantes en gónadas…
La descripción de los síntomas suelen ser en términos imprecisos pero dramáticos y muy emocionales. Después se suele realizar una itinerancia médica en la búsqueda y captura de un diagnóstico que les solucione la papeleta, cosa que no suele llegar a ocurrir, al menos de forma completamente satisfactoria.
Las funciones de las somatizaciones son las de llamar la atención de nuestra consciencia para solicitar ayuda emocional a nosotros mismos o en ausencia de atención, a los demás. Tanta intensidad refleja el deseo de ser atendidos desesperadamente.
También pueden indicar la intención de evadir responsabilidades de la vida, impedir involucrarse en trabajos más demandantes u oportunidades de crecimiento importantes, lo que sugiere sensación de incapacidad, culpabilidad, inseguridad y miedo al fracaso.
“Los síntomas obstruyen y castigan”.
En cualquier caso, las somatizaciones para ser curadas, han de ser tratadas por un especialista de la psicología, que pueda ayudar al sujeto a identificar las causas emocionales que le llevan a esta represión, muchas veces, inconsciente, que suele esconder creencias erróneas y disfuncionales.
Ángela Gual, psicólogo en Palma de Mallorca